Tuesday, June 8, 2010

Sangrar.

I'm naked, I'm numb, I'm stupid, I'm staying;
And if Cupid's got a gun, then he's shootin'.
Lights black, heads bang, you're my drug, we live it. You're drunk, you need it, real love, I'll give it. So we're bound to linger on, we drink the fatal drop.
Then
love until we bleed; then fall apart in parts.
You wasted your times on my heart. You've burned. And if bridges gotta fall, then you'll fall, too.Doors slam, lights black, you're gone, come back, stay gone, stay clean.
I need you to need me.

Monday, June 7, 2010

Provincia


Uno a veces no se da cuenta de que a una hora de distancia tiene un mundo completamente distinto. Quizá somos nosotros los que nos damos cuenta, porque aún no tenemos un trabajo del cual dependamos que nos obligue a tener que visitar todos los días ese lugar, y además vivimos en la casa de nuestros padres. Pero ese mundo, esa sociedad tan distinta a nuestro pueblito, el barrio donde crecimos, es el mundo a donde los grandes viajan todos los días para traer la comida. Capital Federal creo que le dicen. Uno cree que se las sabe todas por haber visitado microcentro, la 9 de Julio y la Bond Street, viajando a horas convenientes en el Sarmiento y lejos de los lugares donde otros se matan laburando. Somos chicos, no nos toca ver otra cosa que esa, sin embargo nos llama tanto la atención ese mundo tan distinto, tan complicado para visitar y abundante de luces, tecnología, vidrieras y autos que nuestro barrio no va a conocer nunca. Quizá nunca te pusiste a mirar lo distintas que son las estaciones que vienen desde Haedo hacia Moreno a las que van de Ramos Mejía hasta el final, Once. Quizá no mirás jamás las estructuras que hay de un lado y del otro de la provincia, en ese recorrido ferroviario que uno cree conocerse de memoria. Estaciones en las cuales nunca viste subir o bajar ni UN alma. Villa Luro al mediodia, Ciudadela; no conocés a nadie que viva en Ciudadela. Cuando uno vive próximo a una estación del Sarmiento tiende a afiliársele, como encariñándose, dándole mérito por el sólo hecho de ser. Pero la realidad es que desde la primera hasta la última estación de ese cargado recorrido, hay dieciséis mundos distintos que en sus límites, como los países mismos, mezclan tradiciones. -Vamos a la plaza de Ituzaingó/Morón- te quedan cerca. Nunca te irías a Plaza San Martín o a Parque Centenario a tomar un mate y charlar las horas antes de entrar a la facultad. -¿Che salimos por *ese lugar al que todos vamos que fue, es y siempre va a ser un desastre, pero al que le tenemos cariño aún así nos muramos todos si se llega a incendiar* este finde?- La respuesta siempre es sí. Porque nos queda cómodo, porque es más fácil salir y poder pagar el remis entre varios y por la zona, antes que conseguir a un amigo bondadoso con auto que te lleve y te traiga hasta tu casa después de salir por Shan Ishidro y gastarte toda tu mensualidad en un papelito que dice -Puede Entrar-.
Y sí, lamentablemente la provincia no es lo mismo que la capital. No hay bares Under, (hay, no son visitables) no hay boliches innovadores, no hay arquitectura llamativa, NO HAY. Y peor aún, es para nosotros, los que no salimos viajando. Que suerte tienen ustedes en Capital.