Sunday, October 16, 2011

Strategies

Duele ya no ver, ya no oír nada. Pero a la vez me trae paz. Cuántas veces habré querido sentir la tranquilidad que siento ahora y sin embargo en este momento me preocupa. Es la calma antes del huracán, aquella que da indicios de lo que se avecina. Qué decir, cómo actuar, hasta qué ponerme medito, sin llegar a nada. Me escondo en emociones vacías; tomo, fumo y duermo para ver si así se me pasa esa cara de preocupación constante que todos me dicen tener. Duele que todo lo que leo tiene un vestigio de lo que fue, de lo que fui. Yo se que no soy suficiente. Por lo menos no ahora. Yo se que no estoy preparada, por lo menos no hoy. Yo se que no se quién soy, qué soy. Pero se qué no soy: no soy nadie más que yo, con mis problemas y conflictos como todos, pero sin una manera segura de llevarlos a flote. ¿Qué hago sin una estrategia, un plan, un método de solucionar las cosas que me pasan, cómo hago sin eso? Porque ya es enfermizo tener que cruzar los ojos para no ver lo que está en frente mio, para ver que fui desplazada del lugar que creía ocupar, que fui siempre un adorno. Que no puedo ser otra cosa a menos que de un día para otro tenga los proyectos e ideas de una mujer de veintiséis; cosa que el día de hoy creo imposible no solo porque no me creo capaz de madurar tan rápido, sino también porque no pretendo hacerlo. ¿Está mal?

No comments:

Post a Comment