¡Qué cosa fea que es el cambio, pero qué bueno que está! Yo crecí en una época en la que el 90% de lo que hoy tengo no existía. No es que yo no lo tenía o que era exclusivo; NO EXISTÍA. Ayer, viajando me di cuenta que hoy sería una persona totalmente diferente si muchas de las cosas que hoy tengo conmigo no existieran, o por lo menos, yo no las tuviera. Celular, mp3, internet en cada esquina del mundo, redes sociales.
No considero tener hijos pero en caso de que tuviera uno, ¿Cómo le explico que yo conozco lo que es vivir sin todo esto? ¿Cómo le explico la remota relación entre un casette y un lápiz? ¿Cómo le explico lo que era machetearse en minipedacitos de papel escondiendolos en la cartuchera si ahora el celular cubre todas las necesidades básicas?(bueno, no todas, digamos que la comunicación está bastante evolucionada - involucionada también.)
Son muchas cosas las que me hacen reflexionar sobre el pasado y el futuro; muchas situaciones que me hacen creer que antes estaba mejor. ¿Cómo hicieron mis viejos para empezar la relación sin mensajes de texto, sin MSN? Se llamaban todo el tiempo a las casas.. Qué molesto, ¿no? Que te llamen constantemente a tu casa es bastante irritante, ya hasta encuentro irritante que me suene el celular cada dos minutos y no soy una persona "requerida" que digamos; así que, ¿cómo hace la gente requerida en serio para aguantarse explotar cada vez que suena ese ruidito irritante?
Alejándonos un poco de lo que es el celular, y yendo al punto mayor de este monólogo de autodiscusión: Internet. Esa enorme red de conocimientos exageradamente amplios, que varían de lo más sano y tierno, como ser un gatito que baja las escaleras, hasta el morbo más crudo de la persona más enferma, (hay que saber buscar, obviamente), y que además tiene la particularidad de tergiversar la verdad de tal manera que para una sola palabra hay 50.000.000 de resultados en un buscador, y ninguno dice lo mismo. Te hace desconfiar de lo que te enseñaron toda tu vida. Te enseña que hay gente que sufre igual que vos por los mismos problemas de clase media, como ser que tu control remoto solo anda cuando apretás los botones más fuerte o que no se publican tus Tweets. El Internet te informa dónde está cada persona alrededor del mundo, te da tanta información de ellos que hasta parece que nos siguen a todas partes, ¡pero no!, eso es todo culpa nuestra y (nuevamente) de nuestro preciado celular, que sin notificarnos le tira la data a la base gigantesca de datos acerca de que nosotros estamos caminando por Florida y pisamos un chicle a la altura de Av. Córdoba pero que eso no nos va a hacer aminorar la marcha, y que en el camino recibimos cuatro flyers distintos sobre masajes terapéuticos, casas de peletería, comida rápida y clases de inglés para extranjeros. ¡Chicos!, no me sirve ninguno. Es, como dijo un comediante por el 95, lo mismo que que te digan: "tomá, tiralo vos mejor." Por un lado me siento invadida, con todo eso de las cámaras y la vigilancia satelital o como quiera que se llame, pero por el otro, me siento un poco más segura porque yo se que abajo de esas cámaras yo nunca aparecería haciendo nada comprometedor porque no lo hago en la vida real; o quizá si pero no al aire libre.
El punto de todo el monólogo es que el mundo no es lo que era ni va a volver a serlo jamás, espero nunca tener Alzheimer, porque quiero que las generaciones que vienen sepan que alguna vez el mundo vivió (no sobrevivió, VIVIÓ) sin todo lo que ellos tienen o tendrán.
Son muchas cosas las que me hacen reflexionar sobre el pasado y el futuro; muchas situaciones que me hacen creer que antes estaba mejor. ¿Cómo hicieron mis viejos para empezar la relación sin mensajes de texto, sin MSN? Se llamaban todo el tiempo a las casas.. Qué molesto, ¿no? Que te llamen constantemente a tu casa es bastante irritante, ya hasta encuentro irritante que me suene el celular cada dos minutos y no soy una persona "requerida" que digamos; así que, ¿cómo hace la gente requerida en serio para aguantarse explotar cada vez que suena ese ruidito irritante?
Alejándonos un poco de lo que es el celular, y yendo al punto mayor de este monólogo de autodiscusión: Internet. Esa enorme red de conocimientos exageradamente amplios, que varían de lo más sano y tierno, como ser un gatito que baja las escaleras, hasta el morbo más crudo de la persona más enferma, (hay que saber buscar, obviamente), y que además tiene la particularidad de tergiversar la verdad de tal manera que para una sola palabra hay 50.000.000 de resultados en un buscador, y ninguno dice lo mismo. Te hace desconfiar de lo que te enseñaron toda tu vida. Te enseña que hay gente que sufre igual que vos por los mismos problemas de clase media, como ser que tu control remoto solo anda cuando apretás los botones más fuerte o que no se publican tus Tweets. El Internet te informa dónde está cada persona alrededor del mundo, te da tanta información de ellos que hasta parece que nos siguen a todas partes, ¡pero no!, eso es todo culpa nuestra y (nuevamente) de nuestro preciado celular, que sin notificarnos le tira la data a la base gigantesca de datos acerca de que nosotros estamos caminando por Florida y pisamos un chicle a la altura de Av. Córdoba pero que eso no nos va a hacer aminorar la marcha, y que en el camino recibimos cuatro flyers distintos sobre masajes terapéuticos, casas de peletería, comida rápida y clases de inglés para extranjeros. ¡Chicos!, no me sirve ninguno. Es, como dijo un comediante por el 95, lo mismo que que te digan: "tomá, tiralo vos mejor." Por un lado me siento invadida, con todo eso de las cámaras y la vigilancia satelital o como quiera que se llame, pero por el otro, me siento un poco más segura porque yo se que abajo de esas cámaras yo nunca aparecería haciendo nada comprometedor porque no lo hago en la vida real; o quizá si pero no al aire libre.
El punto de todo el monólogo es que el mundo no es lo que era ni va a volver a serlo jamás, espero nunca tener Alzheimer, porque quiero que las generaciones que vienen sepan que alguna vez el mundo vivió (no sobrevivió, VIVIÓ) sin todo lo que ellos tienen o tendrán.
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