Sabés que te estás desmoronando. Ya lo sabés. Te diste cuenta hace un par de semanas. Lo notaste cuando empezaste a llorar. Cuando el cuerpo se te descontroló, subiste, bajaste de peso. Se te secó la piel, se te mojaron los ojos. Sabés que estás quedándote vacía. Sabés que te están vaciando. Y ¿qué hacés? Dejás que te vacíen. Dejás que te digan que no podés, que no sos, que no te corresponde. Dejás que te demuestren que naciste para encarnar una pieza más del maldito ciclo del que ninguno sale. Naciste para contestar siempre "bien" a la irreverente pregunta común, "¿cómo estás?". Naciste, si naciste, para engendrar un clon, una copia exacta de todo lo que odias. Naciste para intentar sentirte libre tergiversando la verdad; para pensar que eso es libertad. Te educaron para pensar que la libertad es el límite del otro, nunca el tuyo. Y te lo creiste tanto que ahora sentís culpa. Sentís culpa de pensar que está mal lo que dicen ellos, que toda tu vida te educaron así. Y bastante bien saliste. Si fueras otra persona te gustaría tener de amiga a alguien como vos, pero sabés y tenés muy en claro que vos, con todas tus limitaciones, lográs que la gente se aleje de vos. Te aferrás a cualquier muestra de afecto por más mínima que sea porque sabés que en un abrir y cerrar de ojos todo se puede ir, desvanecer. Te acostumbraste, TE ACOSTUMBRASTE a pensar que las cosas son efímeras, a creer que nada dura en la vida, a que hay que disfrutarlo mientras dure. Te hicieron creer que nunca vas a poder cortar el cordón, te hicieron sentir culpable por el modelo de vida que querés, que buscás. Te hicieron sentir una mierda porque no queres traer hijos al mundo para que sean o crezcan como vos. Te hicieron sentir una inútil cuando planteaste que querías desligarte, irte a vivir sola. Te hicieron pensar que NO PODÉS. Te hicieron ver que no tenés poder de decisión sobre ningún aspecto de tu vida; con quién salís, a dónde salís, cómo salís vestida, cuándo salís, a qué hora volvés, qué comés, a qué hora lo comés, ELECCIONES de las cuales no sos parte ni objeto. Y lo peor de todo es que ante cualquier intento desesperado de tu alma de desligarte un poco del peso de sus responsabilidades, gritás salvajemente, grita tu alma en el afán de hacerse entender, y hablás otro idioma. No hablás su idioma, no hablás el idioma de los límites, no hablás el idioma del claustro, de la responsabilidad infundada. No hablás ni querés hablar el idioma de la frustración. Entonces no te entienden. No te entienden ni te van a entender nunca porque ellos no pudieron hacer con su vida lo que vos querés hacer de la tuya. No pueden ver que creciste, te siguen queriendo hacer creer que "no tenés criterio". Si no lo tenés no fue porque vos lo buscaste. Fue porque nadie te dejó equivocarte, tomar las decisiones que vos querías. Ni en un par de zapatos pudiste elegir. Que ejemplos burdos. Que marcas estúpidas de apoderamiento de tu poder de decisión. Pero son mínimos frente a los que vos sentís en tu alma. Sí, parecés una adolescente intentando rebelarse. Te tatuaste sin permiso, te hiciste piercings sin que supieran, todo para demostrar que si querés podés a pesar de que fuera en casos estúpidos. ¿Qué pasaría si te fueras, y tiraras tu llave a la basura? Pero no lo harías. Sabés que no, porque te pesa demasiado la culpa de saber que si hacés eso destruís a tu familia.
¿Cómo podés, cómo pudiste dejar que todos estos años te hagan sentir que tienen el control total de tu vida, de tus aspiraciones, de tus tiempos, de tus ganas y desganas? Te mirás y sabés que en cualquier otra persona lo criticarías, y te lo criticás también vos, porque sabés que esto no es lo que quisiste para tu vida. Sabés que hay algo mejor, pero te autoconvencés diciendo que YA VA A LLEGAR. Y no va a llegar si no lo buscás. ¿Qué esperás para irte bien a la mierda? Tenés miedo. Te lo dijeron, y lloraste. Lo sabés. Sabés que tenés panico de que te juzguen, de que te digan otra vez que sos la descarriada, de que tus familiares se alejen de vos por no cumplir con el estereotipo. Te dijeron siempre que te tiene que importar un carajo lo que piensen los demás de vos, pero los "demás" no incluye a tu familia evidentemente. Porque lo que ellos crean o vean de vos IMPORTA. Lograron que te importe infinitamente. Tanto es así que ahora estás encajonada en su sistema, en su cuadrado. ¿Cuándo va a llegar esa liberación que buscás?
Todo lo que siempre planteaste, todo aquello que fuera diferente a lo que ellos vivieron, vieron, sintieron, o creen está mal. No, no podés tirarte en paracaídas, no, no podes almorzar a las tres. No, no podes cenar un yogur. No, no podes ir a andar en rollers por Castelar. No podés salir un día de semana, porque es día de semana. No podés salir con tal o cual persona porque no me cae, pero podés irte con alguien que no conozco a un lugar del que no tengo idea. No. NO. NO. NO. Sinsentidos.
¿Cuánto más vas a esperar, viendo como se te desgarra el alma? ¿Cuántas lágrimas más? ¿Cuántos episodios más de ira incontenible vas a vivir? ¿Cuántos ataques de ansiedad? ¿CUÁNTOS MÁS LÍMITES, GINA, VAN A SOPORTAR TUS GANAS INFINITAS DE IRTE BIEN A LA MIERDA? Lo pensaste tantas veces. Pensaste tanto tiempo en no estar más acá. Lo pensaste, pero nunca tuviste el coraje para llevarlo a cabo o apenas intentarlo. Pero ahora soñás con eso, lo pensás todo el tiempo. Calculás la plata que necesitás, las cosas que te faltan. Calculás los lugares en los que podrías terminar. Los medios. Las rutas. Calculás qué tan lejos te podés ir. CALCULÁS. ¿Cuántos límites más van a soportar tus ganas de volar? ¿Cuándo vas a dejar de calcular para actuar?
Sabés que no recurrís a un profesional para hablar de esto porque es estúpido ir a que te diga algo muy similar a lo que ahora estás escribiendo. No tiene sentido que nadie te repita todo esto, que te digan que estás muy aferrada a ellos, que la culpa la tenés vos. Ya lo sabés. Son cosas que sabés. Lo que nadie puede entender y un psicólogo tampoco va a aportar ninguna solución, es por qué sos tan estática. Te van a preguntar si te querés. Si los querés. Si te estás por recibir por vos o por ellos. No vas a saber contestar. Vas a llorar. VULNERABLE. Tenés pánico de mostrarte vulnerable. Cerrás tus puertas de cartón, en la ilusión de creer que nadie te escucha llorar. Te prohibís querer, aferrarte, disfrutar. Te prohíben vivir. Estás sobreviviendo. ¿Qué sentido tiene ir a escuchar que alguien te diga lo que más te duele en el mundo si vos sola podés ponerlo en palabras y llorar sola? LÍMITES. El mundo sería un mejor lugar sin los limites que cada uno se crea. "La libertad de uno termina donde empieza la del otro". Que planteo más estúpido y simplista. ¿Qué acaso a todos se nos coarta la libertad en la medida en que otro disponga cuales son nuestros límites?
¿Por qué vos podés ver todo esto con veintiún años? ¿Por qué ellos con cincuenta no? ¿Qué pasó para que quisieran cerrar sus ojos así y vivir en una mentira? Ya sos grande, ya podés entender las cosas, ¿y ellos? ¿Cuándo involucionaron? ¿Cuándo se estancaron? ¿Cuándo empezaron a creer que ocultar o tapar las cosas iba a ser mejor? ¿Por qué en vez de buscar una solución tapan todo con curitas? Te queda poco. Querés creer que te queda poco. Te ilusiona saber que alguien con los mismos recursos que podrías llegar a tener vos en un año, ya esta cumpliendo tu sueño de siempre. Te ilusiona saber que ella sí pudo. Te da ganas, te motiva, te moviliza. Te hace pensar que tenés una mínima chance de lograr lo que te proponés. Tenés mil miedos. Las garantías, la plata, las arañas. Son pequeñeces frente a tu urgencia de no depender más de nadie. Te tienen atada con billetes. Todo pasó y va a pasar siempre por la plata. No podés vivir sola, te vas a cagar de hambre. No se puede hacer nada, no hay plata. Te fuiste a Cordoba con menos de mil pesos, le buscaste la forma. No pudieron decirte nada. Sos la prueba viviente de que no tienen razón. ¿Por qué se las das entonces? ¿Cuándo vas a parar con el autoflagelo de decir que tienen razón, de justificarlos, de pensar que en realidad vos estás en falta?
¿Cuándo te vas a despertar, Gina?
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