Odio ver como mis planes se destruyen, mis ilusiones colapsan como un gran muro hecho de plumas. Yo sé que es tiempo de seguir pero es que no puedo evitar pensar que algo tiene que haber que yo pueda hacer para no sentirme tan vacía. Quise poder, busque soluciones, formas, maneras de ver que realmente podía lograr lo que me propuse, como siempre lo había hecho. Hasta que el destino me puso una trampa, me atrapó y me dejó indefensa a las garras de la desolación constante. Y lo único que queda hacer es despojarse de los sueños.
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