Saturday, December 17, 2011

Cambiar.

¡Qué cosa fea que es el cambio, pero qué bueno que está! Yo crecí en una época en la que el 90% de lo que hoy tengo no existía. No es que yo no lo tenía o que era exclusivo; NO EXISTÍA. Ayer, viajando me di cuenta que hoy sería una persona totalmente diferente si muchas de las cosas que hoy tengo conmigo no existieran, o por lo menos, yo no las tuviera. Celular, mp3, internet en cada esquina del mundo, redes sociales.
No considero tener hijos pero en caso de que tuviera uno, ¿Cómo le explico que yo conozco lo que es vivir sin todo esto? ¿Cómo le explico la remota relación entre un casette y un lápiz? ¿Cómo le explico lo que era machetearse en minipedacitos de papel escondiendolos en la cartuchera si ahora el celular cubre todas las necesidades básicas?(bueno, no todas, digamos que la comunicación está bastante evolucionada - involucionada también.)
Son muchas cosas las que me hacen reflexionar sobre el pasado y el futuro; muchas situaciones que me hacen creer que antes estaba mejor. ¿Cómo hicieron mis viejos para empezar la relación sin mensajes de texto, sin MSN? Se llamaban todo el tiempo a las casas.. Qué molesto, ¿no? Que te llamen constantemente a tu casa es bastante irritante, ya hasta encuentro irritante que me suene el celular cada dos minutos y no soy una persona "requerida" que digamos; así que, ¿cómo hace la gente requerida en serio para aguantarse explotar cada vez que suena ese ruidito irritante?
Alejándonos un poco de lo que es el celular, y yendo al punto mayor de este monólogo de autodiscusión: Internet. Esa enorme red de conocimientos exageradamente amplios, que varían de lo más sano y tierno, como ser un gatito que baja las escaleras, hasta el morbo más crudo de la persona más enferma, (hay que saber buscar, obviamente), y que además tiene la particularidad de tergiversar la verdad de tal manera que para una sola palabra hay 50.000.000 de resultados en un buscador, y ninguno dice lo mismo. Te hace desconfiar de lo que te enseñaron toda tu vida. Te enseña que hay gente que sufre igual que vos por los mismos problemas de clase media, como ser que tu control remoto solo anda cuando apretás los botones más fuerte o que no se publican tus Tweets. El Internet te informa dónde está cada persona alrededor del mundo, te da tanta información de ellos que hasta parece que nos siguen a todas partes, ¡pero no!, eso es todo culpa nuestra y (nuevamente) de nuestro preciado celular, que sin notificarnos le tira la data a la base gigantesca de datos acerca de que nosotros estamos caminando por Florida y pisamos un chicle a la altura de Av. Córdoba pero que eso no nos va a hacer aminorar la marcha, y que en el camino recibimos cuatro flyers distintos sobre masajes terapéuticos, casas de peletería, comida rápida y clases de inglés para extranjeros. ¡Chicos!, no me sirve ninguno. Es, como dijo un comediante por el 95, lo mismo que que te digan: "tomá, tiralo vos mejor." Por un lado me siento invadida, con todo eso de las cámaras y la vigilancia satelital o como quiera que se llame, pero por el otro, me siento un poco más segura porque yo se que abajo de esas cámaras yo nunca aparecería haciendo nada comprometedor porque no lo hago en la vida real; o quizá si pero no al aire libre.
El punto de todo el monólogo es que el mundo no es lo que era ni va a volver a serlo jamás, espero nunca tener Alzheimer, porque quiero que las generaciones que vienen sepan que alguna vez el mundo vivió (no sobrevivió, VIVIÓ) sin todo lo que ellos tienen o tendrán.

Thursday, October 20, 2011

Nobody loves noone.



The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd meet somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you.

No, I don't want to fall in love.
This world is only gonna break your heart.
No, I don't want to fall in love w
ith you.
This world is only gonna break your heart.
This world is only gonna break your heart.

What a wicked game to play, to make me feel this way.
What a wicked thing to do, to let me dream of you.
What a wicked thing to say, you never felt this way.
What a wicked thing to do, to make me dream of you.

The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd love somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you.

Sunday, October 16, 2011

Strings.

Be still my love;
The winter is here still,
And my heart is cold.
The sun is warm.
What if it warms me back
Into the fool I used to be,
I used to be, but now...
Hold on my love,
It won’t be long
Before my heart is healed.
As time has come and gone,
And you remain still, I heal.
I’m almost there,
I’m almost there,
But still...
I got a heart full of strings,
I got a heart full of strings!
Be gentle they break easily;
I know, I’ve healed them before.

Strategies

Duele ya no ver, ya no oír nada. Pero a la vez me trae paz. Cuántas veces habré querido sentir la tranquilidad que siento ahora y sin embargo en este momento me preocupa. Es la calma antes del huracán, aquella que da indicios de lo que se avecina. Qué decir, cómo actuar, hasta qué ponerme medito, sin llegar a nada. Me escondo en emociones vacías; tomo, fumo y duermo para ver si así se me pasa esa cara de preocupación constante que todos me dicen tener. Duele que todo lo que leo tiene un vestigio de lo que fue, de lo que fui. Yo se que no soy suficiente. Por lo menos no ahora. Yo se que no estoy preparada, por lo menos no hoy. Yo se que no se quién soy, qué soy. Pero se qué no soy: no soy nadie más que yo, con mis problemas y conflictos como todos, pero sin una manera segura de llevarlos a flote. ¿Qué hago sin una estrategia, un plan, un método de solucionar las cosas que me pasan, cómo hago sin eso? Porque ya es enfermizo tener que cruzar los ojos para no ver lo que está en frente mio, para ver que fui desplazada del lugar que creía ocupar, que fui siempre un adorno. Que no puedo ser otra cosa a menos que de un día para otro tenga los proyectos e ideas de una mujer de veintiséis; cosa que el día de hoy creo imposible no solo porque no me creo capaz de madurar tan rápido, sino también porque no pretendo hacerlo. ¿Está mal?

Sunday, October 9, 2011

Duele (bis).

Es irónico que la última vez que use mi blog para expresar lo que sentía, estaba casi en la misma situación en que me encuentro hoy sentada acá, intentando armar oraciones completas, llenas de sentido que le den una explicación a mi dolor. De todos modos, hoy duele más, por el solo hecho de saber que ya todo terminó; si antes anhelaba la reconciliación, que fue posible, hoy me dejo de ilusiones tontas para intentar convencerme de una vez de las palabras que dije, leí y escuché. Esas mismas palabras que me convencieron de que la decisión de seguir adelante separados iba a ser lo mejor y que ahora me duelen profundamente.
Esta vez, este segundo tropezón trajo a mi vida una nueva división de poderes en mí que antes se habían llevado bastante bien y nunca me trajeron problemas mayores. Por un lado está mi cabeza, que siempre, o casi siempre, me llevó por el buen camino y que ahora, aprovechándose de la rabia y la angustia que tengo, producto de lo que pasó, intenta convencerme de que me aleje, de que yo no estoy para estas cosas, que tendría que esperar algo mejor o no esperar nada. Generalmente no necesito que nadie me convenza de las cosas que me pasan o tendrían que pasarme; mi cabeza cumple esa función de manera excepcional. Siempre supo aconsejarme y obligarme a hacer cosas que son para mi bien. Incluso me ayudó a sobrellevar la mayoría de mis fracasos amorosos cuando eran contundentes las razones por las cuales éstos habían fallado.
Por otra parte está mi corazón; bastante poético tengo que ponerlo pero bueno, es lo que hay. Nunca fui de hablar del corazón ni de lo que llevo en él, ni mucho menos.. Siempre lo consideré el órgano más importante de mi cuerpo, no un relicario, por lo tanto, lo que llevo en él sería completamente figurativo, o tendría que decir que llevo sangre, que tampoco quedaría muy bonito. Si hablamos poéticamente, siempre llevé en mi corazón a esas personas que por más que alguna vez me fallaron o ya no están en mi vida por cualquier razón que pueda llevar a eso, formaron parte de ella en algún momento y le aportaron esa cuota de alegría que cada persona que me rodea siempre tiene para dar. Es por eso que ahora es él quien me traiciona, porque ocupaste tanto, pero tanto lugar en ese corazón figurativo, que ahora no puedo parar de sentir que el vacío que dejás es imposible de tapar.  ¿Qué estaríamos haciendo nosotros con un domingo lluvioso como éste? ¿A dónde estaríamos nosotros hoy, entonces? 
Lo peor de todo es que con vos me pasó y me pasa algo que jamás me había ocurrido y es el hecho de sentir muchísima culpa por que me duelan estas cosas. A veces, cuando me decís, (mejor digámoslo en pasado, porque no se si me lo vas a volver a decir, lo más probable es que no) me decías, corrijo entonces, que no podías creer lo que te estaba diciendo, de lo que yo me quejaba, me sentía como una loca, una marginada; ¿acaso soy yo la única que piensa así? ¿Tan errada estoy? Es por eso que siento culpa, porque termino creyendo que las decisiones que tomo no tienen bases, y es todo por culpa de mi corazón que hace que te extrañe, que te necesite, que no pare de pensar en todo lo que pasamos juntos, que mire las fotos que tenemos juntos y que me duela borrar esos detalles que hacían a nuestra relación. Algunos dicen que este tipo de relaciones no se olvidan, sino que se superan, y yo creo que eso es lo que finalmente me va a ocurrir, pero para eso tendría que dejar pasar quién sabe cuánto tiempo. La realidad es que mi corazón no puede parar de gritarme que te amo, y que te necesito, y mi cabeza le discute que no nos podríamos llevar bien y todo el resto de cosas que son las razones por las cuales decidí terminar la relación. Ese choque constante de razón y sentimiento (que irónicamente alguna vez te expliqué, contándote lo que había visto en la facultad algún sábado) me va a terminar volviendo loca si no me mata de dolor antes. Por momentos intento darme la razón en cuanto a las razones por las cuales terminó todo, y después me gana el dolor que siento por la falta que me hacés y empiezo a llorar, y lloro hasta dormirme. Al día siguiente me levanto llena de bronca y angustia, lo cual me ayuda a continuar con mi vida porque del enojo que tengo puedo sacar conclusiones que hacen mi día mas llevadero. Darme la razón, complacer a mi cabeza me sirve a veces para olvidar lo que siento, por lo menos por un rato, para poder mantener una charla en la que vos no seas objeto de discusión. Me dijiste que los que me habían dado la razón intentaban complacerme. Me dolió. ¿Acaso estoy rodeada de mentirosos complacientes? ¿Será que cada palabra que me dijiste quedó grabada en mi memoria y la tuerzo tanto que termina sonando horriblemente dolorosa? ¿Por qué me duele todo? El cuerpo, la cabeza, los ojos, el corazón, el alma. Me duele el celular y la computadora. Me duelen las redes sociales y me duele tu nombre en lugares donde no va a volver a resaltar nunca más. Me duele tu cara sonriéndome. Me duelen tus labios besándome en esas fotos que fueron hermosas y ahora actúan de flechas. Me duelen porque recuerdo cada abrazo que me diste, cada "te amo" que pronunciaste al mirarme fijo. Me duele cada proyecto imaginario que tuvimos, las imágenes que me hice en la cabeza de nuestra vida futura. Ya sé, una pendeja idiota. ¿Qué clase de persona con diecinueve años se pone a soñar con su casa, su marido, hijo y perro? Nunca voy a entender bien qué soy. Siempre me dijeron: grande para algunas cosas, chica para otras. ¿Cuándo voy a ser lo suficiente grande para todo? ¿Cuándo voy a dejar de sentir que espero mucho de todos? Quizá nunca. Ése es el problema. 
Quizá no tendría que haberme molestado tanto lo que pasó.. no lo sé. Acá tenés un claro ejemplo de lo que causa mi corazón al extrañarte: dudas, dudas y mas dudas. Incertidumbre, preguntas sin respuesta, tristeza. ¿Cómo hago yo para acostumbrarme a eso hasta dejar de sufrir?
A lo mejor al llegar hasta este punto ya me odies tanto que nunca llegues a leer esto, cosa que en realidad me daría un poco de verguenza, porque no le dije ésto a ninguno de mis amigos; no les conté que te amo a pesar de todo, de que estoy todo el día a centímetros de mandarte un mensaje diciéndote que hablemos, que me perdones por haberme enojado así, todo por culpa de mi corazón, al cual mi cabeza termina callando, por miedo a tenerte harto de mí, de mis problemas y caprichos, histerias y locuras. No les conté con lujo de detalle tampoco lo que pasó; no quería que se formaran una mala opinión de vos. Cuando digo esto me dan ganas de gritarme: "¡Qué ilusa!, si a él no le importás. Sos una idiota, pensando todo el tiempo en comunicarte con él, ¡dejalo tranquilo! Él ya se cansó de vos. Ahora te toca a vos acostumbrarte a lo que elegiste."
No te das una idea de lo que duele acostumbrarme a lo que elegí. Sé que es para mejor, pero está costando que llegue ese "mejor"... yo se que no lleva dos o tres días, ni un mes. ¿A quién le hago caso entonces? ¿A mi cabeza o a mi corazón?

Tuesday, July 5, 2011

Duele.

Duele porque extraño. Duele porque no me cuadra nada de lo que digo, siento, pienso y vuelvo a decir. Intenté convencerme, autoconvencerme, dejar que otros me convenzan, convencerme de nuevo. Nada sirve, me siento una inútil, siento que no puedo tomar una sola decisión sin tener dudas o complejos. Lo peor de todo es que nadie puede aconsejarme en lo que debo sentir porque ni yo sé qué sentir.. Por momentos quiero intentar y después quiero dejar todo, y empezar otra cosa, emprender y abandonar. Debo haber llorado unas mil quinientas lágrimas, la mayor parte espontáneas, el resto, intentando dispararlas con algo que -yo sé- puede hacerme llorar. Una canción, una foto, un mensaje, una voz. Un abrazo, el recuerdo de un beso, de un hola y de un chau. Un peluche, una remera, un perfume, un olor. Hay tantas cosas que en este momento me hacen llorar, que logran que yo deje de estar tan segura de mi decisión, o de alguna de mis decisiones. Tengo miedo de repasar cada una de las que tomé y empezar a sentirme insegura, [como con la más reciente] y empezar a devolver lo que quité, retomar lo que terminé y dejar lo que empecé. Tengo miedo de decir las cosas que callé y pedir perdón por las que dije, grité. Tengo miedo de vos y lo que le hiciste a mi corazón que ahora no encuentra refugio. Tengo miedo de mí y de mis malos hábitos, de mis lastimaduras, de mis daños y promesas, de mis sueños y secretos. Tengo miedo de revisar cada mentira y cada verdad, cada amistad y enemistad, no quiero ni siquiera repasar lo que hice y dejé de hacer por mí y por otros. Tengo miedo de sentirme vacía, o mejor dicho, más vacía que ahora. Tengo miedo de que me psicologicen y me digan eso que no quiero escuchar. Tengo miedo de haber cambiado de principios, tengo miedo de dejar de ser yo, de volver a ser yo. A mí me gustaba sentirme segura de mí misma. Me gustaba sentir que tenía el control de mi vida y que podía tomar decisiones leves y fuertes con convicción. Era lindo tener como combatir la angustia que en este momento no se va ni comprando la fábrica de Milka. Necesito de nuevo el calorcito -más con este frío- de lo que tenía antes; de lo que -yo creí- era eterno. Me dejé estar y te dejé ser. Y fueron dos errores; dos de los mil que creo haber cometido sólo por verte sonreír. Tengo muchísimas cosas por corregir, empezando por ser un poquito más egoísta, para cuidarme un poco más.. para no dejar que nada ni nadie me lastime. Tengo esa puta costumbre de dejar que el otro sea por tener el miedo de sugerir que debe cambiar, o no sentir que soy yo quien debe hacer que el otro cambie. De esa manera no dejé que nadie me cambiara a mí, y por eso muchas relaciones, amistades, se me terminaron; mejor dicho, terminé. Siempre fui terminal con mis decisiones, más cuando era más la duda que el sentimiento que me guardaba y expresaba. Pero en este momento, tomé la decisión sin pensar en el todo como un todo. Pensé en el todo, en el ambiente, en mí, en los demás, en mi tiempo, en el del otro, en los amigos que se iban a dividir, separar. Pensé en todo, y aún así decidí por el no. Porque al momento de confrontar esa decisión que había tomado me quebré. Se me partió algo adentro, algo que desde hace una semana me llena de dudas y conflictos internos que intento pelear pero no logran sacarme una sola sonrisa. Amargadísima, cansada y angustiada estoy. Ya nada me entretiene, sino es buscar el mínimo indicio de que todavía te importa. Siempre fuiste diferente. Siempre me mostraste el paso a paso correcto de una relación, y ahora, en el momento en que más esperaba una reacción típica, los gritos, llantos, reproches y extralimitaciones que permite la culminación de una relación, te limitaste a saludarme, como si fueras a irte de viaje muy lejos. Sentí eso. Sentí que te ibas lejos. Sentí que te envié lejos. Sentí que fue mi culpa que ahora vos te fueras lejos y que todo por lo que yo te había alejado había dejado de tener sentido alguno. Empecé a caminar sobre lo que había dicho, sobre lo que no llegué a decir cuando empecé a llorar. Pensé en todo lo que me molestaba para autoconvencerme de que lo que había decidido era lo correcto, intenté decirme las cosas de tal manera que me generaran bronca, angustia, algún sentimiento negativo que hiciera que mi decisión tuviera más fuerza Hice una lista de las razones por las cuales yo no merecía tenerte y vos no debías tenerme. Salí, tomé, conocí, dormí, estudié, comí, LLORÉ. Y nada de lo que hiciera podría lograr que después de un lindo fin de semana, con reencuentros, amistades perdidas, recuperadas y charlas largas por medio de una computadora, en persona o por teléfono, dejara de llorar, porque hoy, después de todo eso, después de las sonrisas que logré sacar que, a mi parecer, fueron originales y puras, estoy recordando, y lloro por eso. Porque la palabra recuerdo es hermosa y triste a la vez. Yo no estoy segura ya de querer que sea un recuerdo todo lo que sentí, pasé, viví, aprendí, dejé, quise, empecé y terminé. Me gustaría vivir constantemente esos momentos en los que fui yo, en mi estado más puro, con vos en tu estado más perfecto. Me gustaría no tener que haber llegado a esto. Me encantaría dejar de pensar, ir hasta donde estás y besarte. Me encantaría besarte, abrazarte, hacerte el amor. Te extraño y duele. Duele porque el orgullo punza. Y lo hace porque intenté ser egoísta, pensar en mí, en lo que sentía, en la tristeza que me había invadido por creer que no podría cambiar nada de lo que me rodeaba; no por no tener la habilidad, la verborragia, la destreza o la persuasión para lograr que otro cambie, se amolde; sino porque yo sentí errónea la necesidad de cambiar algo que era parte de vos. Yo no quiero cambiar ni quiero cambiarte. Quiero amoldarte a mí. Quiero amoldarme a vos. Quiero coincidir en tus formas y que vos coincidas y cedas en mí eso que yo necesito para ser feliz. Necesito cuidar mi integridad porque no puedo permitirme seguir derramando lágrimas sin ser capaz de tomar una mínima decisión, pero a la vez te necesito tanto; me hacés tanta falta que duele cada segundo que deberías estar acá al lado mío y no estás. Duele y peor es cuando le incluyo el concepto de que duele por culpa mía. Porque yo decidí que esos segundos que debías estar a mi lado, los pases solo, los pase sola. Quizá inconscientemente, me cansé de la rutina, de la igualdad y la monotonía, quizá necesitaba un cambio, pero después de cambiar me di cuenta que me gustaba esa rutina. Me di cuenta que hasta me hacía falta, me hace falta. Necesito llenar el hueco que yo misma dejé en mi interior. Yo te dejé. Yo elegí quedarme sola. Yo elegí no decirle a nadie que corté la relación para no tener que escuchar las lástimas de nadie. Yo elegí que todos piensen que estoy de novia cuando ya no lo estoy, porque tengo miedo de acostumbrarme a la soltería. Nunca pasé mucho tiempo soltera, quizá porque soy buena siendo pareja, porque sé ceder y tironear; quizá porque no sirvo para estar soltera y me resulta más fácil hacer feliz a otro antes que preocuparme por lo que yo quiero. Odio la palabra quizás. Muchos dicen que no hay que desperdiciar el tiempo odiando, pero sí, la odio. Odio el concepto, el sonido, la aplicación, el sentido. Odio todo lo que tiene que ver con el quizás, con la inseguridad, la tristeza y el vacío emocional. Y te odio a vos porque incluso cuando no estás, estás aún más fuerte en mí. Te veo en todos lados, ¿coincidencias? aparecés primero en las listas que frecuento, tu nombre, tu perfume, tu ropa. El facebook y yo estamos enemistados. Al parecer el quiere que vos y yo volvamos porque no hay un solo segundo en el que no haya algo referido a vos en la pantalla. Ojalá en vez de quemarme la cabeza intentando dejar de pensar en todo lo que siento, y dejé de sentir, pudiera definirlo y lograr decidir algo más acorde a lo que necesito, extraño, preciso, desprecio y amo; porque no pasó una semana, y yo no puedo más.

Thursday, March 31, 2011

I am thinking it's a sign that the freckles
in our eyes are mirror images and when
we kiss they're perfectly aligned.
And I have to speculate that God himself
did make us into corresponding shapes like
puzzle pieces from the clay.
True, it may seem like a stretch, but
Its thoughts like this that catch my troubled
head when you're away when I am missing you to death.
When you are out there on the road for
several weeks of shows and when you scan
the radio, I hope this song will guide you home

They will see us waving from such great
heights, 'come down now,' they'll say
but everything looks perfect from far away,
'come down now,' but we'll stay...

I tried my best to leave this all on your
machine but the persistent beat it sounded
thin upon listening
that frankly will not fly.You will hear
the shrillest highs and lowest lows with
the windows down when this is guiding you home.



Thursday, March 24, 2011



Cuando yo escriba mi autobiografía, ésta va a ser una buena página.

Monday, January 24, 2011

Yours.

You touch these tired eyes of mine, and map my face out line by line, and somehow growing old feels fine. I listen close for I'm not smart. You wrap you thoughts in works of art and they're hanging on the walls of my heart. I may not have the softest touch, I may not say the words as such and though I may not look like much I'm yours. And though my edges may be rough and never feel I'm quite enough, It may not seem like very much but I'm yours. You heeled these scars over time, embraced my soul, you loved my mind. You're the only angel in my life.