Thursday, August 17, 2017

La daga III (edit)

Ojalá no entres.
Ojalá no leas esto.
Me dijeron lo que quería y necesitaba saber, pensando que me iba a hacer feliz.  Feliz por vos, finalmente. Y lloré.
No pude evitarlo. Lloré.
Te perdí.
Me perdí, como siempre y te perdí.
Pero hoy soy feliz.
Tal vez te haya perdido, pero alguien te encontró, y te hace sonreír, y hoy gracias a eso sonrío yo, y la vida me sonrió a mí.
Tuve que darle tiempo a esto, a lo que sentía, a lo que pensaba, para que el mundo simplemente se encargara de enseñarme qué era lo que realmente necesitaba.
Y solo necesité tu sonrisa. 
Yo ya puedo irme de acá, vos sos feliz.
Ojalá no entres.
Ojalá no leas esto. 
Fue un mes y medio en que por algún motivo, a pesar de que todo estaba en perfecto equilibrio, mi cerebro y mi corazón volvieron a pensarte. 
Colapsé y me hundí, sola. Nadie me hundió, lo hice yo.
Pero todo se resolvió al descubrir que el motivo inicial por el cual quería hablarte era realmente la razón por la cual volví a pensarte. 
Necesité quedarme tranquila de que tu vida sigue, de que tu sonrisa sigue en tu cara, de que te dan el cariño que merecés.
Hoy puedo dormir tranquila de vuelta. 
No me va a alcanzar la vida para darte las gracias por todo lo que aprendí con vos y de vos.
Solo se que puedo honrar todo eso haciendo las cosas de la mejor manera posible, manteniéndome fiel a lo que siento y saber que en algún momento voy a ser genuinamente feliz.
Hoy doy por cerrado este último duelo, esta última transición. 
Y entiendo.
Y acepto.
Y agradezco.
Y le pongo el punto final.

Wednesday, August 2, 2017

Carta para quien hoy toma tu mano.

Solo espero que entiendas que no tomas una mano cualquiera. Que uno de sus nudillos está lastimado de tanto golpearlo. Que debes cuidar de que no se acerque a los dientes esa herida redonda que tiene en el nudillo de su meñique, y que nunca dejó curar. Que hace tanto no las cuido que sus cutículas deben estar totalmente deshidratadas. Pero eso no es lo que realmente importa. No tomas una mano cualquiera. Esa mano está repleta de caricias, de paseos, viajes, tanto físicos como mentales, transpiración, agua y frío. El frío; siempre sus manos frías. Hasta violetas. El suele decir que es por su altura, y siempre le aconsejé ir al médico por eso. Sus manos y pies siempre estuvieron fríos. Pero nunca importó. 
Te pido por favor valores cada segundo que su mano tome la tuya, porque va a ser el lazo más puro que exista. Siempre. Y sus abrazos. Esos en los que, a pesar de ser flaco, tanto que yo pude rodearlo con mis brazos, uno se funde por completo y pierde la noción del tiempo y el espacio. Sus brazos, siempre los más fuertes, para todo. Hasta para levantarme como si fuera una pluma y mantenerme en el aire lo suficiente como para que estalle en risas y me falte el aire al bajar de golpe al suelo. Fuertes, para sostenerme y contenerme cuando quise autodestruirme, cuando mi cuerpo me boicoteaba. Fuertes y gentiles. Jamás harían daño a nadie. Aunque más de una vez tuve que sostenerlos con mis manos para intentar calmar brotes de impotencia en los que veía su corazón latir en su cuello. 
El latido de su corazón, sentirlo con tu oído en su pecho, sentir como se acelera cada vez que toma aire, y baja revoluciones cuando lo larga. Verlo en su frente, en esa vena que por alguna razón se despertaba para demostrar que su pulso era mucho más fuerte en determinados momentos. Especialmente al hacer el amor, para luego terminar recostada en su pecho. Su pecho. Ese lienzo de piel casi transparente y perfecta, manchado solo por una marca en la cadera, con forma del continente de África, que recorrí infinitas veces con mis dedos, y que tiene junto a ella otras pequeñas manchitas, redondas, del mismo color, que siempre me dieron ternura. Esa cadera que graciosamente entraba en mi ropa sin problemas y doblaba además en el ángulo y a la altura perfecta para dormir de costado apoyando su panza contra mi espalda. Honestamente la mejor panza que vi y acaricié en mi vida. Rozar las seis secciones de sus abdominales con la punta de mis dedos, y ver cómo con el suave toque de mis caricias la piel se le erizaba a medida que iba bajando por la línea que se formaba sobre los huesos de su cadera hasta sus piernas, larguísimas. Ruego que entiendas lo perfecto de entrelazar un par de piernas con esas, y ver la infinidad de posibles posiciones que existen para colocar entre ellas las de una y rozar gentilmente sus tibias con los pies. Y sus pies, que siempre le trajeron problemas por calzar 46, y que son iguales a los de su madre. Ojalá sepas que no le gusta usar ojotas, y que le encantaba usar mis pantuflas a pesar de tener su par. 
Te pido atesores ese lunar que tiene sobre su labio, y aquel otro que tiene en su nariz; y sus ojos. Esos dos perfectos lagos redondos en los que uno puede perderse y perder la cordura, que al llorar se le llenan de sangre y tienen las pestañas más lindas del mundo. Y que al sonreír se achinan. Solo pido que recuerdes cada mueca de sus sonrisas, porque tiene una especial para cada momento. Esa sonrisa dulce de los momentos tiernos, la sonrisa violenta, la de Alejandro, que solo yo conocía, (¿conozco?) la sonrisa de humo, la sonrisa mezclada con bronca de cuando le hacía regalos. 
Debes saber que no le gustan los regalos, ni las sorpresas. En especial las sorpresas. Puede ofenderse mucho si le decís que tenes una y no le confesas qué es. Pero esa sonrisa fue siempre la mejor. Esa torsión de sus labios al querer sonreír pero estar ofendido, que se traducía en los más perfectos oyuelos y que recuerdo con lujo de detalle. Y esos labios, que siempre dieron los besos más increíbles. Esos primeros mil besos diminutos en la entrada de una estación de tren, que se fueron transformando lentamente en los besos más apasionados y llenos de significado que di y recibí. Por favor no los aceptes si creés que son simples besos. No los respondas si creés que hay mejores, pero te garantizo una cosa: no los hay. La perfección de la combinación entre sus besos, sus manos rozando tu cuello y tu espalda, tus manos acariciando su pelo, siempre suave, envidiable. Rubio y perfecto. Aunque irónicamente su barba sea colorada. Y se moleste cuando se lo señalas. Sentir que flotas a diez metros del suelo, en silencio escuchando solo su respiración. 
También quiero creer que no conocés ni vas a conocer al que supimos llamar nuestro lugar en el mundo. Confio en que habiendo podido avanzar con su vida haya hecho desaparecer esa gran huella que dejamos juntos en esa pared de su casa. O al menos no te haya hecho subir esas escaleras imposibles. O como mínimo, te haya mentido sobre el origen de esas frases y esos números, en caso de que los hayas visto. 
Debés saber que tiene la letra más hermosa que yo haya visto en mi vida y que sus cartas son mi tesoro más preciado. Y es zurdo. Pero torpe igual con ambas manos, y bruto y gracioso, y camina raro por su metro noventa y cinco, pero siempre con la frente en alto, y más si va de la mano. 
Solo espero que entiendas que no tomas cualquier mano. Estás tomando la mano de alguien que puede morir por vos y vivir por vos, dar todo por verte sonreír y esto es solo un consejo de alguien que hoy extraña todo esto y más: si tu objetivo en la vida es ser feliz y sentirte amada en la forma más pura, no sueltes nunca esa mano. No la des por sentado. No la tomes con desgano. Porque un día, si no está, las manos frías serán las tuyas.

Friday, July 28, 2017

Hay que sonreir, somos el tiempo que nos queda.

Me dicen que sonría, que sea positivo, 
Pero la vida es lo que pasa mientras nos morimos, 
El que nace la paga, aquí se paga en efectivo, 
No hay una piedra, hay un puto castillo en el camino, 
Otra noche de invierno, el sol ni quiere vernos, 
No me cuentes la película como el gobierno,
Las palabras te las guardas yo tendré que verlo 
Todos quieren un amigo pero nadie sabe serlo, 
Que nada es imposible dicen, yo no soy capaz, 
Es ley de vida como ir a enterrar a tu mamá, 
Es triste como cagarla y que no haya marcha atrás, 
Como un adiós sabiendo que no nos veremos más, 
Sobrevivir y no vivir es en lo que consiste, 
Que dios te lleva a su reinado al mínimo despiste 
Me agobian las sonrisas, es demasiado triste, 
Como mi abuelo que se fue al cielo sin despedirse, 
Felicidad de una madre a la hora de parir, 
Al "no cabemos todos, alguien se tiene que ir", 
Por que cojones todo lo que empieza tiene fin, 
La vida es demasiado corta pa' sufrir. 
Al fin y al cabo cada año que pasa es un regalo, 
Unámonos y démonos la mano como hermanos 
Aunque se muera un viejo para mi será temprano, 
Un día más o un día menos en que nos quedamos. 

Todos morimos pero nadie sabe nada, 
Que pasará después, 
Quiero subir para volver a bajar y contarte como es, 
Pero la puerta del cielo está cerrada, 
Será como esperaba, que vamos a hacer, 
No hay respuesta pero si muchos "porqués". 

Solo importa el presente, el pasado nunca vuelve, 
La vida es tan jodida que eres fuerte o buena suerte, 
Es como un sueño y dios estará pa' cuando despiertes, 
Yo tengo miedo a la vida y no a la muerte, 
Al paso de los años, volver a comprar flores, 
Me da pena ver a mis padres hacerse mayores, 
Por qué aunque seas bueno o malo a ti siempre te jodes, 
Si existe alguien ahí arriba, son unos cabrones, 
Espero no sufrir que no me coja despierto, 
Que se lleven mi vida para arriba mientras duermo, 
Dios ya me falló, prefiero ir al infierno, 
Que se llevó a mi abuelo y debería ser eterno, 
Hay que echarle un par aquí pa' salir al ataque, 
Porque desde que nacemos estamos en jaque, 
Y cuidarse y toda esa movida para que, 
Si la jugada sabes que acabará en jaque mate, 
Mi gente que se fue daría todo por que volvieran, 
Pero hay que sonreír somos el tiempo que nos queda, 
Ayer tenía doce, hoy ya ves que todo vuela, 
Por qué la vida tiene menos valor que monedas. 

Al fin y al cabo cada año que pasa es un regalo, 
Unámonos y démonos la mano como hermanos 
Aunque se muera un viejo para mi será temprano, 
Un día más o un día menos en que nos quedamos. 

Todos morimos pero nadie sabe nada, 
Que pasará después, 
Quiero subir para volver a bajar y contarte como es, 
Pero la puerta del cielo está cerrada, 
Será como esperaba, 
Que vamos a hacer, 
No hay respuesta pero si muchos "porqués".


La daga II.

Todo eso y tus besos.
Una daga al corazón.
Me cuesta respirar.
La dura realidad
fría y cruda
de saber,
saber y no querer saber
la verdad.
Creer y no querer creer
lo que pasó.
Sentir y no querer sentir
lo que siento.
Ver, y no querer ver.
Seguir, sin querer seguir
adelante.
Esa sonrisa no es mía.
Esos besos no son míos.
Es mano no es mía.
Tengo que dejar todo ir,
Tengo que dejar todo fluir.
Tengo, pero no quiero.
No sé si quiero.
No sé si puedo.
Veo mi fuerza escurrirse
entre mis dedos como arena.
Veo mi entereza despedazarse
en un alud de emociones.
Siento mi seguridad resquebrajarse
como el hielo
cuando toma contacto con el agua.
Me veo desaparecer.
53, 52, 51,
hoy 50.
Mañana tal vez 49.
Mi ropa se vuelve una carpa
bajo la cual paso las noches
sin dormir.
Quiero y no quiero
dejar de pensar;
dejar de sentir.
Acallar las voces.
Menguar las lunas.
Apagar las luces.
Cerrar las puertas.
Y existir sin pensar,
dejar de pensar,
o dejar de existir.

Te extraño, y te voy a extrañar siempre. Te quiero y te voy a querer siempre. No puedo ni quiero evitarlo. Sos mi mejor recuerdo, sos mis mejores sentimientos. Sos lo que siempre quise sentir y sentí, pero perdí. Quiero volver a escuchar tu voz, escucharte y verte reír. Quiero y no puedo.
Ojalá entiendas lo difícil que es para mí contenerme de ir corriendo a buscarte. Más sabiendo que cada día que pasa las ganas son más fuertes que el anterior.
Sos lo más lindo que tuve. Tanto tiempo pasó y va a seguir pasando sin que yo sienta que puedo volver a vivir algo siquiera similar. Y me llena de angustia. Angustia que no puedo combatir ni ocupando mi tiempo, ni saliendo, ni tomando, ni fumando, y me consumo.
Me consumo de a poco, perdiendo el tiempo con cosas que no me llenan, creyendo que de esa forma no voy a pensarte más, y aún así te veo en todas partes. 
Sé que éste es el castigo por haber elegido terriblemente mal. Por haber tomado el camino equivocado. El problema es no saber cuánto dura la penitencia, y peor aún, pensar que va a ser para siempre. Dudo poder aceptar que sea para siempre.




Thursday, July 27, 2017

La daga.

Ojalá no entres.
Ojalá no leas esto.
Me dijeron lo que quería y necesitaba saber, pensando que me iba a hacer feliz.  Feliz por vos, finalmente. Y lloré.
No pude evitarlo. Lloré.
Te perdí.
Me perdí, como siempre y te perdí.

Visiones.

¿Sos vos? ¿Eras vos? 
No. Pero parecías. 
Parecías estar ahí, junto a mí. Y más de una vez me miraste fijo, y llegué a dudar. La mezcla de oscuridad, luces rojas, ruido muy fuerte, humo. Una metamorfosis entre la cara de esa persona, que nada se parecía a vos, pero bailaba como vos, se movía como vos, y era alto como vos, y tu cara. 
No eras vos. Pero bien podrías haberlo sido. Y qué feliz hubiera sido yo.
Llegué al punto en el que inconscientemente te busco. Te busco y te encuentro en carteles en la calle, en perfumes de gente que me pasa por al lado, en lugares que solías frecuentar. Pero no sos vos, y cada vez que no sos vos una parte del alma se me desgrana.
No sé hasta que punto es "inconsciente", o casual, y en qué momento se vuelve algo buscado y meticulosamente diseñado por mi cerebro para que piense en vos. Mi mente se ensaña en recordarme cosas que tenía archivadas, incluso cuando duermo.
El mundo de los sueños hoy se me despliega como un sinfín de situaciones ilusorias que terminan siempre conmigo vacía y despierta, en medio de la noche, estirando la mano derecha para alcanzar ese vacío que quedó de tu lado de la cama. 
Tu lado de la cama. No puedo cruzarlo, no puedo usarlo, el colchón solo se hunde de mi lado. Tu mitad está intacta, inerte. Estoy segura de que si presionara mi oído contra el colchón en ese lado escucharía tu latido, y no se si puedo soportarlo.
Y mi mano. 
Mi mano se estira y acaricia el vacío, lo vuelve propio, y yo tomo esa frazada de aire y cubro mi cuerpo del frío de mi alma.
No eras vos, pero todo en mí quiso que lo fueras.

Tuesday, July 25, 2017

Ruido blanco.

Los días pasan, las semanas pasan, pero ese ruido continúa allí, como la señal molesta de un televisor viejo, que tal vez personas más adultas ya no sean capaces de oír. Es una frecuencia única e indescriptible, individual y constante que invade todo a lo que le presto atención.
El ruido blanco de mis pensamientos, aquellos que no quiero tener, pero tengo y me atacan como ondas electromagnéticas cargadas de angustia. Hasta desearía insonorizarme. 
Un eco, contundente y espectral en lo profundo de mi alma, que hace que mi mente no pueda apagarse ni hasta en sueños, que me lleva a la potencialización de cada casualidad, de cada cartel con su nombre, de las circunstancias y sonidos repetitivos que me hacen recordarlo.
Melodías, canciones que ya no puedo soportar por el peso que tienen, por la reverberancia intrínseca que cargan. Todo es eso, reverberancia del pasado. El rebote de ondas emitidas hace mucho tiempo, que me golpea el pecho hoy. Llegan tarde, tal vez, pero aún así lo hacen, y la intensidad con la que se imprimen en mí es la misma que con la que fueron emitidas.
He llegado desear construir una cámara anecoica alrededor de mi corazón, para evitar la llegada de cualquier ruido externo de este tipo (o de cualquier otro) pero no lo he logrado. Es permeable, perceptivo y capta frecuencias que hasta yo misma desconozco. 
Ese ruido blanco me perturba e invade mis oídos desde enero. Y no ha hecho otra cosa que mantenerme en vilo, pensando de qué manera bajarle el volumen para poder pensar en paz.

Thursday, July 20, 2017

Irónico.

Es un tanto irónico que las entradas Carta Tardía y Resfrío Emocional se parezcan tanto.
Eso es lo que pasa cuando te lees a vos misma.
El problema es la distancia temporal entre una y otra.
Te hace replantearte si realmente aprendiste algo, o si las palabras se perdieron en ecos al vacío. 
Repetilo hasta que te lo creas, hasta que para vos sea la única verdad. 
Si al final, nunca dejaste que nadie te diga lo que vos querías. ¿Por qué vas a empezar ahora?
Pero sabés que la similitud entre esas dos entradas te pesa.
Mucho.

Otro día gris.

Como si fuera a propósito, el mundo se está ensañando en hacerme sentir que este mes podría desaparecer y llevarse todo lo que pasó con él.
Otra mala noticia, otro flechazo al corazón.
Llorar por alguien a quien no conociste, pero que te enseñó y te contuvo tanto durante los años más importantes de tu vida.
No hay vergüenza en llorar. Y me llora el alma hoy.
Gracias por tanto.
CB - 20-03-1976 / 20-07-2017



I dreamed I was missing,
You were so scared.
But no one would listen,
Cause no one else cared.
After my dreaming,
I woke with this fear:
What am I leaving
When I'm done here?
So, if you're asking me, I want you to know...

When my time comes,
Forget the wrong that I've done.
Help me leave behind some reasons to be missed.
And don't resent me,
And when you're feeling empty,
Keep me in your memory,
Leave out all the rest.
Leave out all the rest.

Don't be afraid.
I've taken my beating,
I've shared what I've made.
I'm strong on the surface,
Not all the way through.
I've never been perfect,
But neither have you.
So, if you're asking me, I want you to know...

When my time comes,
Forget the wrong that I've done.
Help me leave behind some reasons to be missed.
And don't resent me,
And when you're feeling empty,
Keep me in your memory,
Leave out all the rest.
Leave out all the rest.

Forgetting
All the hurt inside you've learned to hide so well.
Pretending
Someone else can come and save me from myself,
I can't be who you are.




Tuesday, July 18, 2017

Soy del viento.


Soy del viento.
Soy de las hojas ámbar
que caen con dulzura
en un vaivén al suelo y contemplan
como lentamente
el cielo se va volviendo gris.
Soy de la lluvia,
de la tormenta y la noche,
quienes sumen a uno
en el más puro sueño.
Soy del aire que respiro,
llenando los pulmones con los ojos cerrados,
disfrutando de cada aroma.
Soy de cada paso,
en toda dirección,
que me lleva a destino
o me aleja de la desilusión.
Soy, porque existo,
porque siento y temo.
Pero soy a medias.
Y el viento,
el viento me lleva.
Porque soy a medias.
Porque soy liviana,
y mis raíces se difuminan.
Como acuarelas bajo la lluvia.
Y soy,
con toda la fuerza de mi ser.
Intento sentirme completa,
buscarme feliz,
entenderme llena.
Pero soy a medias.

Monday, July 10, 2017

Resfrío emocional

Calculo que todo tiene que ver con todo.
Que esté resfriada, que no pueda pensar, que a la vez piense demasiado, que mi casa sea un quilombo, que mi cabeza también. Que mi laburo no me deje minuto libre para escribir, y que a la vez esté escribiendo en el laburo.
Hoy es un día gris. Tanto afuera como adentro mío. Gris porque no puedo ponerle tintes que lo hagan Negro o Blanco. Porque estoy en el medio de una confusión enorme que no me deja pensar. Hoy es más fuerte que el resto de los días. Y hoy decidí hablarlo con mi amiga Celeste, porque sabía que no me iba a mentir, que no me iba a endulzar el oído. Y tuve razón.
Sé que no debo hablarte. Sé que no debo desbloquearte de la multiplicidad de redes por las cuales nos vinculábamos. Porque vos no lo hiciste, ni siquiera por curiosidad. Sé que no debo inmiscuirme OTRA VEZ en tu vida. Que debo dejarte ser, y ser feliz. Pero ese es mi gran problema. Mi cabeza no puede ni va a estar tranquila hasta tanto no sepa que sos feliz, o incluso que pudiste enamorarte de vuelta.

Este texto no viene con grandes analogías, o metáforas, o incluso algún sentido poético. Es crudo, llano y directo, porque la vida, el mundo y la gente conspiran para que yo me acuerde de vos.

  • El bambú con forma de corazón que compré junto a vos en el barrio chino, dividido en dos ramas de bambú, entrelazado por raíces y hojas, hoy se me está muriendo. Pero no se está muriendo completo, solo se está muriendo una mitad. Y en cierta forma duele.
  • Vi solo la semana pasada tres patentes con el número 000, sin poder jugar con nadie, ni ganarle a nadie. Y en cierta forma duele. 
  • Tu perfume. Tu perfume en el subte, en un boliche, en la calle. Y en cierta forma duele.
  • Len Faki, sin vos. Y en cierta forma duele.
  • A ese pedacito de papel que llevo siempre en la billetera con tu letra, ese pedacito de nuestro lugar en el mundo, se le están borrando las palabras. Y en cierta forma duele.
Siento como si te estuvieras borrando finalmente de mis fotografías, como en Volver al Futuro. Y no sé si puedo o quiero vivir con eso. Desde lo más profundo de mi ser quiero y necesito saber qué pensás, qué sentís. Reitero mi conocimiento, plasmado en la entrada del 31 de mayo, de que no tengo ningún derecho a consultarte, a hablarte, a volver a aparecer en tu vida, aunque así lo sienta, aunque sienta unas ganas imperantes de aparecer en tu casa como aquella vez que volví de la costa un día antes y fui corriendo a verte de sorpresa, o como la vez que te esperé en la casa de Pocha, para decirte lo que sentía esperando, con el corazón en la mano, que del otro lado fuera igual. Y en esos momentos tuve suerte, porque en cierta forma sabía la verdad.
Hoy no la sé. Hoy no tengo certeza de absolutamente nada de lo que pensás o sentís, o de las cosas que están pasando en tu vida. Solo sé que determinados hechos lograron enseñarle a mi mente ciertas cosas que antes pensaba, que hoy veo de una forma totalmente diferente y que me gustaría poder conversar con vos.
Sé que muchas veces te frustré con mis modos cerrados y mi forma cuadrada de ver muchos aspectos de mi vida y de nuestras vidas en conjunto, que si bien hubo actitudes o ideas que pude modificar me llevó tiempo, y el proceso fue arduo, cuesta arriba. Pero vivo en constante aprendizaje, cada situación que sucede alrededor mío me enseña y me educa, me forma y me endereza en el camino que elegí para ser feliz. El problema de todo esto es que tras descubrir que varias cosas que yo creía fundamentales como parte de una relación no lo son tanto, se me cayó un gran porcentaje del modelo que yo tenía de la pareja perfecta. Esto ocasionó que el día de hoy mi cabeza esté llena de incógnitas del tipo "y qué hubiera pasado si...", "y si yo hubiera entendido tal cosa antes?..." y esos interrogantes están haciendo agujeros en muchos otros elementos de mi mente que creía consolidados, arraigados y fuertes.

Siempre fui fuerte, hoy no es la excepción, pero si me pasa que dudo, y dudo más que en otro momento.

No voy a mentirte, intenté querer a alguien más, intenté olvidarte, superarte, borrarte de mi mente, pero hay cosas que van marcadas a fuego en la memoria emocional (que desafortunadamente no es la misma que la mental, la cual vos sabés que siempre fue un desastre en mi caso).
Me voy a poder olvidar de días compartidos, fechas especiales, palabras dichas. Pero hay algo que no puedo ni quiero ni busco olvidar, y es lo que sentí desde el primer hasta el último beso. Del primer al último abrazo. El calor de tu mano en la mía, mis ojos reflejándose en el brillo de los tuyos, tus ojos. La diferencia de altura, que siempre hizo que los abrazos fueran una mezcla de ternura y gracia. Tu respiración, con mi cabeza acostada en tu pecho. La música que compartimos y que hoy escucho con cierto dolor y melancolía. Lo que me puse la primera vez que salimos. Lo que te pusiste la primera vez que te vi. Las comidas que te preparé y vi comer con tanto placer. Cada charla seria o no; las charlas hasta las siete de la mañana, o hasta que a alguno se le cayera el celular en la cara. Olvidarme como subir una escalera, que armes un sándwich al revés. Llegar muertos de frío de la UMF y meternos en la ducha caliente con ropa. Viajar 17 horas en el tren más lindo que vi, morirme de risa con tus payasadas. Verte escuchar a mi abuelo hablar, completamente sorprendido cual nene chiquito. Verte construir la jaula de Kiwi con todo el amor del mundo. Verte disfrutar la comida de mi mamá. Verte manejar. Verte reír. Verte mirarme. Verte.
Mi cerebro podrá olvidarse de muchas cosas. Pero hay recuerdos, sensaciones y sentimientos que no se le van a borrar jamás, y hoy más que nunca los siento presentes. Me ayudan a mantener la compostura y recordar que no soy yo quien debe acercarse. Que no tengo derecho. Aunque me duela en el alma aceptarlo.
Fuiste, sos y vas a ser siempre una parte importantísima de mi vida. Creo que ni mi cuerpo, ni mi mente ni mi alma van a poder olvidarse de lo fuerte que fue lo que sentí. Y en parte siempre voy a castigarme por no poder haber aprendido a valorarlo cuando fue oportuno. Hay días, como el 31 de mayo, en que me siento orgullosa de haber llegado a sentir el nivel de amor y devoción que sentí por vos. Otros, como hoy, me castigo por haberlo dejado ir.
No estoy segura de si entrás a mi blog. No, sabiendo lo mucho que te herí. Pero si llegás a leer esto, quiero que sepas que me gustaría que nos sentemos a tomar un café (no en starbucks porque sé que no te gusta) y a comer algo rico mientras nos miramos a los ojos y como dos personas adultas hablamos de todo lo que quedó inconcluso.
No busco nada, mis intenciones son transparentes. No voy a convencerte de absolutamente nada, ni prometerte cosas que no puedo cumplir. Quiero escucharte. Simplemente escucharte, verte y tal vez, solo tal vez, poder sacarte una sonrisa, señalar tus oyuelos y que me pongas esa cara de culo que pusiste siempre que te los señalé, y que siempre me hizo feliz.





Wednesday, May 31, 2017

Un día más.

Llegás, suena la alarma, el fichero no anda.
Te piden pagar cosas, no tenés los ok. Cuando tenés los ok no te dan factura.
Tienen que entregar productos, cuando viene el flete te ocupan la vereda con otro camión, no se mueve. Te cagás de frío 20 minutos esperando que se muevan. Cuando pueden descargar te das cuenta que no trajeron personal para descargar.
Es fin de mes, el gerente de logística no te presta a nadie de los de depósito para descargar. Te desesperás, tenés un montón de plata parado en la calle sin poder hacer nada. Terminás pidiendole ayuda a tus compañeros, que nada tienen que ver.
Mientras tanto, el dispenser pierde agua caliente. La alarma sigue sonando. Viene el técnico de Prosegur y la caga más de lo que estaba. La deja sin reparar.
Te peleás con el gerente de logística.
Son las 18.26, faltan 4 minutos para irte y si los cumplís sin bañar a nadie en nafta y prenderlo fuego hoy vas a poder considerarlo un éxito.
Tranquila, vos podés.


CAOS

Los días después de vos.

Frecuentemente, como siempre, me encuentro pensando en vos. En cómo estás, en qué fue de vos, en vos. Pienso en lo mucho que me enseñaste, en la gran marca que dejaste en mi vida, en cómo (si es que tengo derecho a suponerlo) dejé una marca en la tuya. 
Me gusta creer que pudiste por fin alejarte por completo de mí, de mi toxicidad y mi autodestrucción. De mis problemas y complejos. Y que hoy sos feliz. Me gusta pensar que es realmente así. Me hace más fácil vivir, hoy, que se me hace tan cuesta arriba.
No voy a dejar de tener nunca curiosidad por saber como estás por más que haya perdido todo derecho a averiguarlo y ya ni siquiera lo intente. De hecho espero y supongo que no vas a volver a entrar acá. 
A fines de dejar las cosas en claro, y liberar mi pecho de varios pensamientos, debo mencionar lo siguiente:
Se que no va a haber nadie en el mundo por quien llegue a sentir jamás el nivel de amor que sentí por vos.
Más allá de los disgustos, las diferencias y las discusiones, no va a haber tiempo más lindo que el que compartimos juntos, y llevo esos recuerdos en lo más profundo de mi corazón. 
Y además de todo, quizá jactándome de algo de lo que no tengo derecho, nadie me va a amar como lo hiciste vos, tan desinteresadamente, de forma tan completa, sin juzgarme, o al menos intentando no hacerlo.
Llegados mis 25 años sentí necesario hacer un balance de mi vida al día de hoy. Me equivoqué y me equivoco mucho, como todos. Pero aprendí de vos, y me brindaste la capacidad de autocrítica, de comprender las consecuencias de mis actos, de pedir perdón, de corregir. Y hoy en día me vendría tan bien tenerte de crítico...
El viernes 26/5 festejé junto a gente que quiero mi cumpleaños en Crobar, viendo a uno de los djs que más me gustan y que conocí gracias a vos. Tenía a Len Faki parado a un metro de distancia. Y además de una felicidad infinita me invadió la sensación de que estabas ahí por más que es posible que no fuese así. Solo lo sentí porque fue ese mismo dj al que vimos juntos en una UMF de la que aún tengo muy buenos recuerdos y sensaciones. Y sentí que hubiera sido hermoso poder compartir esto una vez más. 
Esta melancolía me va a acompañar toda mi vida, en parte porque tampoco quiero abandonarla. No se si puedo permitirme dejarla atrás sin sentir que estoy olvidando una parte importantísima y hermosa de mi vida. Sería superarlo y no puedo, ni quiero. Intenté querer a alguien más, (y espero que vos lo hayas hecho también) pero no se si estoy lista, o si alguna vez voy a volver a estar lista. 
Y ahora simplemente vivo el día a día, intentando ocupar cada segundo libre de mi tiempo para sentir que no desperdicio mi vida. Entreno, veo a mis amigos, a mi familia, cocino, tejo, veo muchas series, salgo (mucho), igual que cuando me conociste, no paro de salir. Sé internamente que estoy intentando compensar algo, llenar un vacío. Y es muy factible que sea así, pero también sé que en este momento me siento contenta conmigo misma.
Me deshice de gente que me hacía daño, me reencontré con (casi) todos aquellos seres queridos a quienes por algún motivo había dejado de lado, me esfuerzo mucho más por estar presente. Si estuvieras acá conmigo sé que te quejarías porque no tengo un segundo libre, y en el momento en que se me libera un rato de cualquier día, en cualquier horario, logro encontrar algo para hacer casi instantáneamente. 
Siempre fui de hacer mil cosas al mismo tiempo, lo sabes y es algo que no creo que cambie porque el tiempo de ocio me sirve solamente bajo una condición, que hoy no se cumple. Disfrutar sola de estar tirada en un parque con el mate, o con un porro de noche, no tiene sentido. Solo lo tendría de estar con alguien a quien quiera lo suficiente como para no necesitar nada más, y hoy no es así. 
Me hiciste muy feliz, más feliz de lo que en toda tu vida vas a poder dimensionar. Y si bien estoy segura de que no voy a volver a sentir nunca esa felicidad, no me entristece, porque sé que la mayoría de las personas no tienen tanta suerte, y jamás llegan a conocer esa sensación de que se te explote el pecho, de no poder respirar durante un beso, de fundir toda la fuerza de dos cuerpos en un abrazo. Y me siento orgullosa de saber que yo sí.
Hoy no es una fecha relevante en ningún aspecto, pero me levanté después de soñar con vos y creí justo escribir, después de mucho tiempo, esto que tenía guardado.





Friday, May 12, 2017

Salir a Comer

En un momento de guardia baja, risa y calma, paz interior y tragos;

-"¿Ya sabés qué vas a pedir?"

-"No tengo idea lo que quiero. Vos? ¿Ya sabes qué querés?"

-"A vos."

Siguió un silencio cómplice y mantuvimos la mirada por más tiempo del que habría podido hacerlo cualquier otra persona. Pero no somos cualquier otra persona. Somos el enfrentamiento milenariamente vigente entre cánido y felino. La antítesis. El complemento. Dos engranajes de una máquina totalmente equilibrada (dentro de su propio desequilibrio).

Y sonreí, y sonrió.

Fuego con fuego no se apaga, se aviva. Y al aprender a vivir ardiendo, es bueno compartir el calor con alguien en la misma temperatura.

Tuesday, May 9, 2017

Tatuajes

No todo tatuaje está grabado en la piel.
Los más importantes son subcutáneos. Y duelen. 
Marcas, heridas que te dejan el tiempo, la experiencia, el amor, la pérdida y la paciencia.
Cuando el cuerpo, rígido y moldeado por las vicisitudes y alegrías que una vida llena de altibajos puede traer, se enfrenta a una nueva emoción. Eso deja una marca. Y cada una es inequívocamente distinta, como dos copos de nieve, o dos huellas dactilares. Ni un deja vú, ni la repetición monótona de una rutina.
Marcas intrínsecamente humanas, pertenecientes al comportamiento del hombre (y de la mujer) que nos otorgan un sinfín de melodías alegres y dramáticas, que llamamos días, y que quedan plasmados en la memoria en un orden completamente arbitrario, que depende solo del valor emocional y de la carga educativa que pueden contener. 
No vale lo mismo un rutinario y monótono lunes en la oficina que un domingo al sol, asado, el perfume de alguna flor, un libro y la familia. 
Si bien ningún lunes es igual a otro, en cierta forma lo son (todo esto es en el caso de trabajar en el ámbito administrativo, ¡qué aventura serían los lunes de tener una casa de té!), porque son los mismos horarios, las mismas pautas, las mismas (o casi las mismas) caras. Y a menos que suceda algún evento atípico, serán tan solo un lunes más.
Las marcas no provienen de esos días, (aunque pueden suceder un lunes). Heridas, besos o mordidas de la vida en la piel, en el corazón y el alma, que provienen de los momentos más aleatorios y poco planeados. Atacan como una bestia que se acaba de desatar de sus cadenas, y viene corriendo directo al cuello. Son impredecibles, incontrolables y renacentistas. 
Son estructurales. 
Los verdaderos tatuajes no son los que nos hacemos adrede, que dejamos ver, que llenamos de colores. Son los que nos hace la vida cada vez que nos golpea para enseñarnos, para acorazarnos, para debilitarnos. 
Y yo estoy llena de tatuajes.