Wednesday, March 11, 2009

Ironía.

¿Por qué me preguntan qué me pasa? Si estoy sonriendo, si vivo de buen humor. ¿Por qué se preocupan por mí? Si no me pasa nada, si yo no me preocupo ya por nadie. ¿Por qué me ven los ojos hinchados? Si ya ni lágrimas tengo para derramar ni ganas de llorar me quedan. Cuando se llega a donde estoy yo, no se puede evitar ser irónico.
Todo se transforma en una gran ironía, llena de momentos de frustración en los que la única solución que encuentro es aislarme para no agregar a mis problemas una pelea que no me haría nada bien. En esta instancia ya encuentro cualquier momento de distracción como una hermosa oportunidad de olvidar por un insípido momento el pesado bolso de problemas que llevo a cuestas. Busco desesperadamente una distracción como un diabético la insulina.
Y cuando más necesito algo que hacer para ocupar mi tiempo, es cuando menos cosas tengo para hacer. Me siento cansada, decaída, perdí esa sonrisa tan característica mí. Esa parte de mí que siempre fue optimista decidió hibernar y por su culpa no soy capaz de verle el lado bueno a las cosas, por más que lo intento. O por lo menos eso creo.
A mi parecer ya busqué mil formas de solucionar esta desilución constante, pero irónicamente solo me desilucionó más el hecho de ver que nada me sirve. Quizá no encuentre una solución a corto plazo que me haga bien, pero a esta altura del partido solo encuentro una forma de ser feliz por la cual voy a jugarme. Aunque me tome mucho tiempo ser feliz como yo quiero, he decidido { esperarte }

No comments:

Post a Comment