Sueño.

Por un momento creí otra vez, que podría tenerte. Me hiciste soñar y pensar que realmente se podía, me hacías sonreir, me generabas celos, me movías el suelo, me hacías feliz. O eso creí, me dejé llevar por la ilusión de ver en vos al chico perfecto, el chico con el cual yo quería ser feliz. No dije que seas perfecto porque vos como todos, cometés errores y hacés cosas malas, pero es que ví algo en vos que me completaba, esa chispa tuya, tu habilidad para hacerme reir, para no quedarte callado, para calmarme cuando me ponía mal. Pero no me dí cuenta, que así como me conectaba porque necesitaba/deseaba hablar con vos, eras vos el que me destruía. Me dejé llevar por la ilusión de creer que conmigo eras feliz, de que yo te hacía falta, opacaba el hecho de no tenerte, con tus palabras, con el momento en que me mencionaste que a mí me contabas cosas que a nadie más. Creo que hasta me hacía sentir orgullosa de mi misma, el poder ayudarte, el poder ser parte de tu vida, cuando en realidad, no creo que me necesites, ya no lo creo, más. Todo este tiempo viví a cuestas de mi habilidad de creerme algo que no es cierto tan solo para ser feliz. Llegué al punto de pensar en los momentos que compartí con vos, para opacar los que no pude. Los encuentros fallidos, los encuentros perturbantes, las charlas que me ayudaban, las charlas que guardo, las charlas en las que me contabas el por qué de las cosas que aún no puedo entender. Porque lamentablemente hice un esfuerzo descomunal por entenderte, por escucharte, por hacer a un lado lo que sentía para verte feliz, y es que ya no puedo seguir más. Quise encerrarme en la maldita burbuja que me creé, llena de ilusiones mentirosas que me dejaban creerme la falsa idea de ser tuya algun día. Por dios que ilusa que fui, me deje llevar y poco a poco incluso yo me empecé a creer lo que pensaba, esa idiota idea de de a poco introducirme en tu vida y que el progreso hiciera que pudiera tenerte. Nunca fui de dejarme llevar, creo que siempre tuve todo mas o menos controlado y podía manejar las situaciones de acuerdo a mi disposición, pero llegaste vos, y comencé el proceso de desintegración masiva que me llevó a cambiar todas mis formas y a dejar un montón de hábitos para cambiarlos por otros que con el paso del tiempo me quemarían por dentro. Medio año atrás nunca se me hubiera vuelto a cruzar por la cabeza dejar que alguien me hiciera dejar de lado lo que yo pensaba y quería para hacer feliz a otro, estaba completamente destruída y sin ánimos de nada, hasta que comencé a conocerte, y vi que vos necesitabas mucho mas de mi, mucho mas para ser feliz, para estar bien, y de a poco te lo fui dando, para no quedar mal, evitando lo que te molestara, incluso aprendí muy bien a hablar con vos, porque comencé a aprender qué cosas te irritaban, y qué cosas era grato hablar con vos. Fue como estudiar cada movimiento, cada palabra, cada silencio con vos. Quizá me transformé en una persona obsesiva, pero no podía evitar sentirme mal cuando sabía que algo te ocurría y no poder hacer nada. Sentir que se me iba todo de las manos. Pero ahora es que me doy cuenta, que en realidad, yo no debo ni debía ocuparme de vos como lo hacía. Pero lo hice, porque te amé. Porque te amé oculté muchas cosas, oculté el hecho de que vos estabas con otra persona, el hecho de que no eras para mi, más allá de terminar creyéndome lo contrario y no ver la realidad. Porque te amé hice a un lado mis necesidades para satisfacer las tuyas. Y no te reprocho nada, porque lo hice por amor, lo hice por verte bien, a pesar que ya sienta que lo que hice no causo nada en vos. Quizá debí haberme dado cuenta de quien eras el día que charlando me admitiste que podría ocurrir conmigo lo mismo que con ella. No quise leer, no quise darme cuenta que al lado mío podrías comportarte de la misma manera, pero la realidad es esa, ni yo ni nadie podría hacerte cambiar lo que piensas, y no es que quiera, pero quizá podrías por un momento darte cuenta de aquella gente que da todo por vos. TODO. Lo peor es que jamás me arrepentí de nada, pero comienzo a sentirme mal por dar todo, porque ahora siento, que no me queda nada. Siento que desprenderme de vos es imposible, pero es la única solución. Por vos comencé de nuevo con mis ataques de ansiedad, me obsesioné con hablarte, me aferré a vos cómo si fueras mi única fuente de ayuda. Y la realidad, es que hay mucha gente que me escuchó hablar de vos, como si fueras un dios, como si fueras la razón por la cual yo me levanto y cuando me di cuenta que no es tan así comencé a sentirme mal, porque por prestar atención a todos los aspectos de tu vida, deje de lado muchos otros de mi vida, como ser amigos y familia, por preocuparme. Hasta mentí para verte, cuando yo nunca había mentido. Y ya no puedo más. Hasta ayer llegó todo esto. Llegar bajo la lluvia a la puerta de mi mejor amiga, empapada de gotas que no eran de lluvia y con las manos temblorosas. Dije basta, y lamentablemente así termina. Algún día quizá volvamos a hablar. Pero no ya como de una persona de la cual la otra está enamorada, quizá como amigos. Quizá como personas que compartieron algo, que no llegó a ser nada. Perdón si no pude cumplir mi palabra, si no pude esperar, pero rompí tantas promesas con vos.Me dejé llevar y hace mucho tiempo que espero, mejor dicho esperaba, hacerte feliz. Lo único que me reconforta es saber que por lo menos lo que hice por vos, valió la pena, porque lo hice de corazón, sin esperar nada a cambio. Odio sentirme como me siento, desprotegida, sola, frustrada, con el corazón roto. Pero es momento de seguir, y la proxima vez no voy a dar tanto, para evitar semejante desilución.
Te amé, no te miento, pero así como logré hacerme creer a mi misma lo que vos me decías, ahora tengo que hacerme creer a mi misma, que no te amo. Aunque me duela y me parta en dos, aunque me despierte y me acueste pensando en vos y muera de celos, tengo que creerme que ya no te quiero. Perdón.-