Tuesday, March 3, 2009

Perfecta.

Quizá me haya excedido en mis intentos por ser perfecta. Quise hacer feliz a toda persona que pasara por mi vida sin notar que era mi felicidad la que les traspasaba a ellos, quedándome así sin nada para mí. Siempre me dijeron que lo mejor es dar sin esperar nada a cambio. Pero qué hago si ya dí todo. Si no me queda nada más para dar, mas palabras, mas abrazos, mas caricias, MAS NADA. Solo siento un horrible vacío que no me deja sentir, que me encierra y me condena. No quiero seguir pensando en los demás, si al fin y al cabo, cuando necesito que alguien recuerde que existo, desvían la mirada. Tanto cariño desperdiciado en tanta gente que lo tira a la basura, que lo desprecia, que no comprende que gente que de lo que doy yo por ellos, no hay mucha. Odio tener que sentirme así, tener que sentir que quedan pocos como yo, que no existe ya el respeto, la confianza, el todo por el todo. Me desespera ver como todo lo que hago queda opacado con cosas muchísimo menos importantes y llenas de frivolidad. Quiero creer que hay alguien dispuesto a hacer por mí lo que hago yo por muchos.
Es que es un continuo desgaste, que me genera satisfacción, no hay cosa que me haga mejor que ver sonreír a aquellos que de a pedacitos conforman mi corazón, pero me debilita el hecho de ver como todo lo que hago no genera ninguna emoción real en sus corazones. Que es todo producto de un gesto, de un reflejo llamado sonrisa, una mueca triste y mentirosa que para los crédulos, es todo y para los que se dedican a ver a través de la gente, es tan solo, UN GESTO. Por qué no puedo ser más realista, por qué nací con la maldita necesidad de confiar en todo el mundo, de ser tan optimista, de ver siempre el lado positivo de las cosas e introducirme en la cabeza que si las cosas ocurren lo hacen por un motivo, y que me ayudarán a crecer y a aprender. Estoy harta de creer en los demás y continuar llevándome desiluciones a la cama. Continuar soñando y despertarme frustrada. Ya mi cuerpo, mi mente, mi corazón, mi alma, no pueden más, ya no pueden continuar siendo el conjunto bondadoso que me compone. Ya no quiero ni puedo permitirme seguir siendo así. Debo demostrar que puedo ser fuerte, debo intentar nuevas estrategias, debo conseguir ser feliz y detener todo este proceso de alegramiento ajeno. Continuar desviviéndome por los demás es un fracaso seguro, estoy destinada a colapsar, rodeada de gente que no da ni un duro por lo que hago. No ven que vivo para hacerlos felices y encuentran inconscientemente mil maneras de hacer que mi cuerpo desborde de tristeza. Ya no puedo más con mi estado anímico, no quiero continuar con mis malditos ataques, ¿Es que nadie se da cuenta? Los que me conocen lo saben, saben que padezco, que sufro de ataques de ansiedad, y cuando me oyen mal, cuando me ven a punto de romper en llanto, solo pueden dar un paso al costado y mirar al suelo. Odio sentir que podría estar muriendo y ellos tan solo se dedicarían a fotografiar el irrepetible momento.
Es hora de despertarme, quizá viví demasiado tiempo un sueño infantil, la ilusión de creer que todos son buenos, que todos pueden ayudarme a ser feliz, cuando la realidad es que mucha gente solo está presente para dañar y perturbar, para romper los esquemas, para volver a dañar tejido que ha sanado, repetidas veces. Quizá mucho tiempo no quise ver, no quise darme cuenta que no puedo dar todo por todos, porque llegará un punto en el que me quedaré sin aire para respirar, tan solo por preferir que otros lo respiren antes que yo. Podría congelarme y entregar toda mi ropa con tal de mantener abrigados a aquellos que forman parte de mi vida, podría morir de sed y entregarles toda mi agua con tal de verlos sanos. Y sin embargo me niego a ver que ellos no harían lo mismo, o por lo menos me negaba a verlo. Hoy descubrí que lamentablemente no se puede dar todo. Que no puedo entregarme en bandeja y dejar que cada uno elija de mi lo que convenga, lo que guste, para luego arrinconar las sobras sobre el plato. ¿Que no se dan cuenta que soy de ayuda? Por lo menos yo lo creo así.
Odio sentirme interesada, pero existen ciertas personas que vale la pena escuchar y contener, porque sabes que te devuelven el afecto, que te contienen cuando tu lo necesitas, es recíproco. Pero he decidido abandonar todo intento de cariño para con aquellas personas que lo único que hacen es sustraer de mi todas mis ganas de ser buena, mis ganas de formar parte de su bienestar. Decidí cortar los víveres, abandonarlos, dejarlos sin mi ayuda, para que noten que en realidad si necesitaban de mí. ¡Que se den cuenta por dios, que soy parte fundamental de sus vidas! Dios odio sentirme así, odio pensar que me creo más que los demás, odio sentir que soy imprescindible, pero la realidad es que ellos si prescinden de mi. No les importa contar conmigo cuando están mal, pero si abandonarme cuando yo los necesito. ¿Es que tanto cuesta entregar cinco minutos de su vida a contemplar mi situación? Por lo menos a mi nunca me fue tan difícil dejar de hacer lo que estaba haciendo para ocupar mi tiempo en lo que realmente importaba, SUS VIDAS, SUS PROBLEMAS, SUS COSAS. Mil veces habré abandonado cosas por aquellos que se hacían llamar mis amigos, y cuando yo necesité tenerlos cerca, no fueron capaces de hacer a un lado sus vicios, sus manías, para entender que yo, como cualquier otro, sufro, siento, amo, pierdo, lloro, me desespero. Que como cualquier otro, discuto, perdono, pido disculpas, ayudo, respeto, confío, escucho.
Lo peor, es que quiero dejar de preocuparme por esas personas que no dan nada por mí, pero se que vendrán corriendo a pedirme ayuda y lo peor es que no podré decir que no, al fin y al cabo nunca pude decir que no.

No comments:

Post a Comment